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Retos para el transporte de mercancías frigoríficas en verano

Como tan a menudo hemos mencionado, el mantenimiento de la cadena de frío es la gran obsesión de los transportistas cuando del transporte urbano de mercancías frigoríficas se trata. Ahora bien, en verano, y con temperaturas cada vez más elevadas, este celo se multiplica. Es un hecho que la demanda de vehículos con frío para el transporte de alimentos vive un franco incremento, y son cada vez más requeridos por las empresas. Vamos, pues, a repasar los principales retos de la cadena de frío durante los meses calurosos.

1. Helados y granizados: estrellas del reparto en verano

Vamos a empezar con uno de los productos más queridos (y demandados) del verano: los helados. Estos, para llegar en unas óptimas condiciones a bares, restaurantes, chiringuitos, establecimientos, comercios y consumidores, deben transportarse a una temperatura máxima de -18 ºC, que deberá mantenerse a su entrega. Los helados pueden transportarse junto a otros productos congelados, pero deben estar adecuadamente envasados. Así se garantizan la preservación de la calidad, los aromas y sabores. Los granizados, por su parte, también son objeto de reparto. Deben viajar en el camión o furgón debidamente, a una temperatura no superior a los cero grados.

2. Temperatura: siempre importante pero más en verano

Evidentemente, la mercancía en frío debe evitar exposiciones al exterior durante el trayecto. En verano, con temperaturas que pueden rondar los 40 ºC, la proliferación de bacterias y microorganismos que aceleran el deterioro de los alimentos está garantizada. Solo a partir de menos de 15 ºC el riesgo empieza a ser levemente menor. Desde -4ºC el crecimiento de este tipo de formas de vida queda, literalmente, congelado. Son parámetros que deben aplicarse lo mismo en un barco que atraviesa el océano que en un pequeño vehículo de transporte de mercancías por carretera que se desplaza hasta una localidad vecina.

3. Momentos clave del transporte de mercancías frigoríficas

La cadena de frío tiene una serie de momentos clave, que varían dependiendo de la complejidad y extensión del proceso que va desde el lugar de producción a la entrega final. Por lo que al transporte se refiere, los momentos fundamentales son la carga, el trayecto propiamente y la ya mencionada entrega. En todos ellos es esencial la agilidad y la velocidad, siempre con organización y método: la carga debe ser expuesta lo menos posible a la temperatura ambiente, como indicábamos antes.

4. Adelantarse a imprevistos en el transporte urbano de mercancías

En lo que al transporte de mercancías congeladas o en frío se refiere, la previsión es siempre un elemento esencial, pero en verano ser cautos vale por dos: nos podemos encontrar con obras urbanas (muchos ayuntamientos aprovechan el menor tráfico de agosto para realizar trabajos de mantenimiento), retenciones interminables o averías. Todas estas circunstancias suponen un peligro para los tiempos de entrega y, en el peor de los casos, para la mercancía. Por ello, hay que esquivarlas en la medida de lo posible. A menudo tenemos mayor grado de maniobra del que creemos.

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